MESTIZAJE, DISCRIMINACIÓN Y EXPLOTACIÓN

Los indios todavía en el período que se inicia la revolución de independencia, estaban imposibilitados por ley a poseer propiedad de la tierra, vivían bajo un infame régimen de tributo personal, tenían prohibido vestirse como los españoles así como montar a caballo y conservar o portar armas de cualquier género, no debían tener deudas mayores a cinco pesos. Los indios se encontraban en el escalón más bajo de la pirámide social, por ello eran los mas cruelmente explotados y discriminados.
En lo que se refiere a los esclavos, son un estrato en vías de desaparecer, pero en ese momento histórico subsistía. Existían decenas de miles de esclavos o semi esclavos laborando en los ingenios, los obrajes y los servicios domésticos.[1] La mayoría de ellos eran negros y mulatos, aunque no todos pues entre la sangre negra se escondía también la asiática, aunque en menor proporción. Clara idea de la existencia de tan infame institución nos lo muestran las repetidas aboliciones, Hidalgo en 1810, Morelos en 1813, Guerrero en 1829 y su consignación en la Constitución de 1857 y la referencia en cuanto a la libertad en la de 1917 prueban que estaba más arraigada de lo que se supone. Su estigma pesaba sobre grandes sectores de las castas que eran consideradas descendientes de esclavos.


El color de la piel y el lugar de nacimiento influían decisivamente en la ubicación clasista del individuo. La ley escrita, las costumbres y un complejo sistema de ideas y prejuicios distinguen entre español –fuera peninsular o americano–, mestizo, castas e indios. Desde mediados del siglo XVIII, las castas no coinciden ya con la clasificación original de grupos raciales, son más bien una serie de leyes e ideas que asignan diferencias de status para cada grupo étnico-racial muy a la conveniencia del grupo en el poder. Esto es, que en la práctica, las fronteras raciales se han vuelto imprecisas, mientras que los segmentos persisten.[2]
El sistema de explotación de la Colonia se fundamenta en la propiedad y legitima con la discriminación racial. Para formar parte de las clases dominantes era requisito haber nacido español, europeo o criollo. La burocracia, la alta jerarquía eclesiástica y militar y los grandes comerciantes son peninsulares. Los propietarios de minas son criollos o europeos. Los terratenientes son predominantemente criollos. Las clases medias son criollas, mestizas y mulatas y excluyen a los indios. La masa del pueblo trabajador es india, mestiza y negra, en una proporción que varía con las regiones y los oficios.
Los grandes comerciantes del Consulado, perfeccionaron a través de los años un mecanismo que permitía renovar siempre el carácter español de las casas comerciales e impedir que éstas cayeran en manos de los criollos. A pesar de que los criollos se esmeran en demostrar la pureza aristocrática de su sangre, la mayor parte de ellos forman parte de las clases medias.
A mestizos y mulatos, las leyes los integran a la gente de razón y los separan de los indios, tienen libertad de movimiento y propiedad, sin embargo, la discriminación racial es contra ellos más fuerte que contra los indios; las penas por delito son mas duras que las aplicables a los españoles. La ascendencia india o negra era considerada una marca denigrante y los prejuicios separaban a los mestizos de la población blanca y los contraponía a los indios. Por ello, la abolición de la esclavitud se convirtió en clamor de mestizos y mulatos.[3]
Los morenitos o chinos, eran esclavos traídos de Filipinas, pero como la legislación española solo legitimaba la esclavitud negra, los comerciantes de esclavos los registraban ilegalmente ante la aduana marítima como “africanos”; los asiáticos no tardaron en relacionarse y fusionarse con las otras castas, se esparcieron sobre todo en las zonas de Acapulco, Tixtla, Veracruz, Puebla[4]. Este sector de la población tendrá una participación importante, confundidas en las huestes insurgentes.
El esclavo negro tuvo mucha demanda entre los conquistadores, pues era un magnífico sirviente doméstico sin lazos de lenguaje ni de ninguna otra especie con la masa indígena derrotada. En Nueva España se decía que un negro podía hacer dar vueltas con un dedo a una docena de indios, se le apreciaba como instrumento para explotar a los trabajadores indígenas en calidad de sobrestante, capataz o mayoral. Los dignatarios españoles de todas clases daban valor al negro por el prestigio social que su posesión reflejaba en ellos, así había ocurrido durante varias generaciones en España y Portugal.[5]
La posición del negro en México resulta muy diferente de la que tenía en otras partes del nuevo mundo a principios de la era moderna, es un hecho reconocido que los españoles trataban a sus esclavos bastante mejor que los ingleses, los franceses y los holandeses.[6] En las colonias españolas hubo siempre gran número de negros libres, debido a la costumbre de dar libertad bajo ciertas circunstancias a los hijos que las negras y mulatas tenían de padres españoles; los esclavos también podían comprar su libertad y la de sus mujeres y sus hijos a los precios del mercado y en Nueva España era muy frecuente que se valieran de ese derecho.
[1] …la demanda de mano de obra doméstica y urbana absorbió a la mayoría de los esclavos africanos, pues, por ejemplo, en 1646 la ciudad de México fue hogar de casi 55% de los esclavos negros. B.Vinson y Vaughn; Afroméxico El pulso de la población negra en México: una historia recordada, olvidada y vuelta a recordar. México, Fondo de Cultura Económica y Centro de Investigación y Docencia Económicas, 2004, pág. 14
[2] En sus descripciones, las personas de ascendencia africana, en especial los que resultaron de una mezcla racial como los mulatos y los pardos, fueron presentados de manera desfavorable, pues se afirma que ejercían una influencia corrupta sobre la sociedad por su supuesto comportamiento instintivamente criminal y provocativamente sexual. Vinson y Vaughn p. 21
[3] Para 1810, en vísperas de la guerra de Independencia, había más de 620, 000 pardos, mulatos y morenos en la Nueva España, que representaban más o menos 10% de la población. Vinson y Vaughn, pág.15.
[4] The legacy of Vicente Guerrero, México first black Indian President; Vincent, Theodore G.; University press of Florida, 2001, pp. 27-29.
[5] Razas, clases sociales y vida política en el México colonial 1610-1670; Israel, Jonathan Irvine; México,Fondo de Cultura Económica, 1980, pág.74.
[6] Israel, pág. 80.

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